Existen muchos electrodomésticos eficientes con una etiqueta de eficiencia A, como por ejemplo frigoríficos, congeladores, lavadoras, lavavajillas y bombillas.
Estos electrodomésticos eficientes cuentan con la tecnología más avanzada para maximizar el ahorro de energía, y esto se traduce en una reducción en su consumo de energía, y por tanto, del consumo económico en la factura de la luz.
Podemos calcular el ahorro energético que conseguimos al cambiar de un electrodoméstico de baja eficiencia a uno de alta eficiencia consultando su etiqueta de eficiencia energética.
La diferencia de consumo entre un electrodoméstico con una etiqueta de eficiencia A y otro de eficiencia B puede ser significativa, llegando a ahorrar hasta un 50% en el consumo energético.
En muchos casos, el precio de los electrodomésticos eficientes es superior al de los menos eficientes, pero en poco tiempo se produce un ahorro notable en la factura de la luz. Por lo tanto, invertir en electrodomésticos eficientes es una decisión rentable a largo plazo, ya que ahorra energía y genera un ahorro económico.