Hasta hace no mucho tiempo, no prestábamos atención a la sostenibilidad energética ni a la obtención de la energía que nos alimentaba .No importaba si ésta era cara o barata, ni los problemas medioambientales que podrían acarrear. Crisis sucesivas, como el accidente en Chernobil (Ucrania) o más recientemente el de Fukushima en Japón, o varios accidentes petrolíferos, han propiciado que el interés por la generación de energía pase a un primer plano económico, político y social.
La demanda en el modelo energético mundial actual se divide en un 80% en combustibles fósiles, un 6% en energías nucleares, un 2% en centrales hidroeléctricas, 2% en renovables y el 10% restante en utilización de biomasa, en todos sus aspectos.
Así, los combustibles fósiles, la base del sistema energético actual representan un gran problema a nivel ecológico, energético y social: son contaminantes -principales responsables del cambio climático-, son agotables y generan una riqueza muy localizada. Además, son los que los llamados países desarrollados han adoptado, y son los que los países en desarrollo quieren adoptar.
Para solucionar esta dependencia se han ido estableciendo diferentes propuestas, como el mercado de emisiones o la nueva normativa europea de emisiones. Pero esto, junto con la última reunión de las NNUU para el cambio climático -donde sólo los países responsables del 15% de las emisiones mundiales adoptaron el documento propuesto-, se hace insuficiente.
Alternativas para mejorar la sostenibilidad energética:
Energía Nuclear: Es económicamente rentable, pero sus inconvenientes ecológicos y su desprestigio a nivel social, además de la inseguridad que representa para la ciudadanía la hace poco viable.
Energías renovables: La gran alternativa para el futuro, aunque cada vez se avanza más, a día de hoy son irregulares e incapaces de abastecer toda la demanda energética. Necesitan grandes inversiones y avances tecnológicos, lo que no los hace rentables a corto plazo.
Una solución podría ser la diversificación: tener presente todas los fuentes de energía en su proporción correcta para poder garantizar su abastecimiento, teniendo claras sus prioridades ambientales y así poder dar paso a fuentes de energía limpias, haciendo el tránsito lo más rápida y eficazmente posible, conforme las nuevas tecnologías lo vayan permitiendo. El cambio costará hacerlo, pero es necesario y obligado.
En cuanto a la seguridad y la calidad del abastecimiento, éstos actualmente tienen una visión localizada y cortoplacista. Se tendría que considerar la seguridad del abastecimiento teniendo en cuenta las consecuencias del impacto ambiental que la producción y consumo de energía ocasionan al planeta.
De la sostenibilidad -equilibrio entre los aspectos ecológico, económico y social- aplicada a la energía quizás el más importante sea el social, ya que mide el uso y condiciona en mayor medida a los otros dos. Este aspecto, el componente social de la energía hoy en día es clave: hasta hace no demasiado -y aún hoy en día-, el derroche de luz ha sido un símbolo de estatus social, al igual que pasa con el transporte privado o el uso del aire acondicionado. En cambio, el ahorro se ha tenido como un concepto negativo, asociado a penurias económicas y contrario a la sociedad del consumo. Son estas asociaciones las que se deberían cambiar para crear otras en las que el respeto por el medioambiente y el concepto de calidad de vida esté cada vez más vinculado al consumo responsable y al respecto por el entorno, haciendo el ahorro símbolo de modernidad y desarrollo.
Y para que estos nuevos valores se conviertan en comportamientos, se requiere una política pública que facilite alternativas viables (como adecuar el transporte público o potenciar el coche eléctrico), establecezca normas (como las de eficiencia energética), e imponga señales económicas adecuadas (como las ecotasas), además de llevar a cabo una estrategia continuada de comunicación y de formación, pues algunos de éstos cambios pueden requerir plazos generacionales.
Y es que la sostenibilidad energética y el cuidado de nuestro entorno es cosa de todos. ¿Y vosotros, qué opináis?
fuente:energiaybolsa.wordpress.com